El por qué de este blog

El camino del espíritu es el de la exploración. A eso le llamanos "toma de conciencia". Y dentro del espacio artístico a esa indagación se la podría traducir como "inspiración creadora". De eso se trata este blog. De la creación propia en compañía de la ajena. De los diferenes enfoques y puntos de vista. Como el de Gustave Caillebotte contemplando, pincel en mano, a París desde un balcón. Gracias por compartir tu mirada.

s i l v a n a

jueves, 20 de agosto de 2009

Presentación

El camino del espíritu es el de la exploración. A eso le llamanos "toma de conciencia". Y dentro del espacio artístico a esa indagación se la podría traducir como "inspiración creadora". De eso se trata este blog. De la creación propia en compañía de la ajena. De los diferenes enfoques y puntos de vista. Como el de Gustave Caillebotte contemplando, pincel en mano, a París desde un balcón. Gracias por compartir tu mirada.
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Varios


Es una hermosa historia la de la escultora Heather Jansch. Su  obra de Heather Jansch se basa en madera encontrada en la playa o restos de ramas y árboles, su estudio esta en Westcountry ,Inglaterra .

Pensamientos

Todo lo que diga, ya fue dicho y ha quedado resonando en alguna esquina del universo. 

Tilo

"Sufrimos demasiado por lo poco que nos falta
y gozamos poco de lo mucho que tenemos."

William Shakespeare

Pinturas


Por mi añoranza del mar elegí mostrar este pueblo azul.

CHAUEN

Su luz clara y limpia,
y sus casas blancas y azules,
hacen de esta ciudad
una de las más bellas de Marruecos.




Breve historia:
La leyenda cuenta que cuando España era territorio musulmán, Mulay Alí ben Rachid se enamoró de Zhora, una muchacha de Vejer de la Frontera. Cuando los cristianos los expulsaron de la Península, emigraron a Marruecos y allí, para paliar la añoranza que su amada tenía de su pueblo, el emir construyó uno a su imagen y semejanza: Chauen, o Chefchaouen, como también se le conoce.Viajé por primera vez a Chauen en 1996, siguiendo las indicaciones de un amigo galerista. Conocedor de que mi pintura se basaba en los blancos de la arquitectura popular mediterránea de Ibiza, mi amigo consiguió desperar mi entusiasmo con sus descripciones de la ciudad. Y, efectivamente, nada más llegar quedé seducido. Tanto que, doce años después, sigue siendo el tema principal en mis exposiciones y alguien se ha atrevido a bautizarme como “el pintor de Chauen”.Chauen se halla en un extremo de la cordillera del Rif, entre dos montañas con forma de cuernos. También denominada “La perla del norte”, es una ciudad de cautivadora belleza, a lo que contribuye su arquitectura de diseño popular mediterráneo, con los azules y añiles de sus puertas centenarias y los blancos añilados de las paredes, éstas cubiertas con capas, y capas y más capas de cal. Las gentes de Chauen pintan las paredes y los suelos de las casas varias veces al año, e incluso pintan el suelo de las calles –muchas de ellas con forma de irregulares escalinatas- coincidiendo con los cambios de estación y las celebraciones anuales. Este trabajo casi obsesivo, cuyo objetivo es purificar, higienizar, aportar frescor y ahuyentar a los insectos, ha forjado la singularidad de la población.Las escobas y brochas atadas a palos se usan como prolongación de unos brazos extendidos al máximo. Las zonas más altas, donde no llega el pincel improvisado, quedan libres de pintura blanca o añilada y mantienen sus colores ocres, amarillos y rojizos propios de las paredes centenarias de tierra adobada. Lo mejor para el ojo del pintor es que, como las capas de pintura no se dan al mismo día, los habitantes de Chauen consiguen sin quererlo una variedad de matices de blancos, azules y añilados realmente sorprendente. Hasta el punto de que ha surgido una agrupación de vecinos que vela por que las casas y las calles se pinten con los tonos tradicionales de la ciudad.



Texto y pinturas del pintor catalán Josep María Cabayol



Serie de Xaouen





Dibujos

Pastel - 2005 -
Este es mi propio Gauguin. Lo llamé "Tahitiana o autorretrato de espaldas"

Biografías

Gustave Caillebotte

Pocos pintores, por no decir ninguno, contribuyeron tanto al fenómeno impresionista como Gustave Caillebotte (1848-1894), y, sin embargo, este nombre aparece siempre en una segunda fila, por detrás de outsiders como Monet, Renoir, Degas, y compañía. A su obra pictórica, importantísima aunque quizás no al mismo nivel que la de los célebres pintores citados antes, Caillebotte añade una vital labor de mecenazgo, gracias a su acomodada condición social, que permite a los demás pintores impresionistas exponer en diversas exposiciones y trabajar con la seguridad de que el joven Caillebotte no dudaría en ayudarlos económicamente si sus obras no se vendían en suficiente cantidad. Por si esto fuera poco, Caillebotte donó a su muerte una importantísima colección de pinturas al Estado francés.
Provenía de una familia acomodada residente en Yerres, a doce kilómetros de París y antes de dedicarse ala pintura había estudiado derecho e ingeniería.

Del realismo al impresionismo - visiones urbanas

Siendo más joven que la mayoría de sus colegas impresionistas, no participa en la primera exposición de 1874, pero, no obstante, sí lo hace en la de 1877, causando estupor entre críticos y compañeros. Su obra resultaba extraña: mientras que el dibujo y las composiciones resultaban muy similares a la pintura académica e incluso obsoleta del Salón, sus colores y pinceladas tenían una vocación claramente impresionista.


Después de la guerra franco-prusiana, Caillebotte ingresó al taller del pintor académico León Bonnat, donde inició seriamente el estudio de la pintura. Con el transcurso del tiempo logró desarrollar su propio estilo y estableció su primer taller en la residencia de sus padres. En 1873, aprobó el examen de admisiones de la Escuela de Bellas Artes, donde, sin embargo no permaneció por mucho tiempo en la academia. Al año siguiente, heredó la fortuna de su padre, y después de que falleciese su madre en 1878, los tres hermanos se dividieron la herencia familiar que incluía la propiedad en Yerres, en Essone (Francia), siendo una fortuna bastante importante para permitirle consagrarse a su pasión por la pintura. Para 1874, conoce y entabla amistad con varios artistas que estaban alejados de la academia de arte francesa, incluyendo a Edgar Degas y Guissepe De Nittis y acudió a la primera exposición impresionista llevada a cabo ese año, a pesar de que no participó.

Los "Impresionistas" -también denominados los "independientes", "intransigentes" e "intencionalistas"- habían roto sus lazos con la pintura académica que era exhibida en los Salones anuales. Caillebotte realizó su debut artístico en la segunda exposición impresionista, en 1876, y presentó ocho pinturas, incluyendo su destacada pintura "Los acuchichadores de parqué" (Les Raboteurs de parquet, 1875). El tema central de la pintura era la representación de unos obreros preparando el piso de madera, siendo considerado «vulgar» por la crítica, y probablemente esta fue la razón por la cual la obra fue rechazada por los jueces del Salón de 1875. En aquella época, la academia de arte consideraba aceptable la representación de campesinos rústicos o granjeros como la temática admisible sobre tópicos referentes a la clase obrera.
Es su primera obra maestra, que se encuentra actualmente en el Museo d'Orsay de París. Caillebotte reúne un enfoque casi fotográfico con una composición marcada por una extraña y vertiginosa perspectiva, característica constante en sus primeras obras. Esta obra ejemplifica como ninguna otra obra el estupor que Caillebotte podía causar entre los asistentes a las primeras exposiciones impresionistas. Emile Zola, quien apreciaba bastante a Caillebotte, la describía como "una pintura antiartística, limpia, helada y burguesa, a fuerza de exactitud." No es de extrañar que los mayores aplausos a esta obra vinieran de los sectores conservadores del salón, lo que quizás no agradó demasiado al artista.
"El Puente de Europa" (1876, Ginebra, Museé du Petit-Palais) y, sobre todo, "París, tiempo de lluvia" (1877, The Art Institute of Chicago) mantienen las características de la pintura anterior, y convierten el París de Haussmann en el escenario favorito de las personalísimas perspectivas de Caillebotte.




A partir del año siguiente, Caillebotte comienza a alejarse del estilo serio y frío del Salón para crear su propio estilo plenamente impresionista. Esto resulta evidente en las diferentes versiones del "Hombre en el balcón" , en los que la originalidad de la perspectiva atrapa al espectador, atrayéndolo a mirar más allá del hombre -en apariencia el protagonista de la pintura- para centrarse en la grandiosidad del espacio exterior.

Su estilo

El estilo pictórico de Caillebotte pertenece a la escuela del realismo pictórico; sin embargo, fue profundamente influenciado por sus colegas impresionistas. Al igual que sus precursores, Jean-Francois Millet y Gustave Courbet, y también su contemporáneo Degas, Caillebotte se enfocaba en pintar la realidad, tal cual como existía y la visualizaba, con la esperanza de reducir la teatralidad inherente de la pintura. Tal vez por su relación cercana con muchos de los pintores de su época, su estilo y técnica varían considerablemente en su obra pictórica, como si estuviese tomando prestado y experimentando, pero realmente sin apegarse a ningún estilo en particular. En ocasiones, parece que tuviese cierta inclinación por el estilo de Degas, plasmando en sus obras un realismo con una amplia riqueza de colores (especialmente en sus cuadros con escenas interiores) y otras veces, comparte el compromiso impresionista de "realidad óptica" y emplea una paleta caracterizada por tonalidades pasteles y una pincelada suelta similar a la de Renoir y Pissarro.




Caillebotte pintó muchas escenas domësticas y familiares, también retratos e interiores. En gran parte de sus pinturas están retratados los miembros de su familia, como en: "Joven en su ventana" (Jeune Homme à sa fenêtre) (1875) en la que está representado René en la casa de la rue Miromesnil; "Los naranjos" (Les orangers) (1878) aparece su hermano Martial y su prima Zoë en el jardín de la propiedad de Yerres; y "Retratos en el campo" (Portraits à la campagne) (1875) en el que está retratada su madre junto a su tía, una prima, y una amiga de la familia. También plasmó escenas de personas cenando, jugando naipes, tocando piano, leyendo, cosiendo, todos estos elaborados de una forma íntima y discreta que permiten vislumbrar los rituales silenciosos de la clase alta.

Sus pinturas de campo en Yerres se enfocaban en los apasibles paseos en barco, en la quietud de los riachuelos, en la pesca, la natación, y en escenas domesticas en torno a la residencia familiar. Frecuentemente, utilizaba una suave técnica impresionista semejante a la de Renoir para expresar la naturaleza tranquila del campo, en contraste con las pinceladas más sobrias y lisas de sus pinturas urbanas. En su cuadro titulado "Remero con sombrero" (1877), maneja efectivamente la perspectiva y de una forma más realista que la pintura de Manet, " (1874).
Caillebotte es más reconocido por sus pinturas del París urbano, las cuales incluyen: "El puente de Europa" (Le pont de l'Europe) (1876), Calle de París, día lluvioso (Rue de Paris; temps de pluie, también conocida como "La plaza de Europa, en tiempo lluvioso" o en francés La Place de l'Europe, temps de pluie) (1877). Esta última pintura es única entre sus obras debido al uso de colores planos y un efecto foto realístico que dotan al cuadro de una característica distintiva y un aspecto moderno, casi similar a la obra del pintor estadounidense de estilo realista Edwar Hopper. Muchas de sus pinturas urbanas fueron en cierto modo controversiales a causa de sus exageradas y profundas perspectivas. En Hombre en el balcón, boulevard Haussmann (1880), invita al espectador a compartir el balcón y a observar el escenario de la ciudad que aparece en la distancia, nuevamente utilizando una perspectiva inusual. Demostrando poca fidelidad a un estilo pictórico en particular, muchas de sus pinturas urbanas ejecutadas en el mismo periodo como "La plaza de San Agustín" (1877), son considerablemente impresionistas



Sus obras al aire libre



El la década de 1880 la carrera de Caillebotte da un giro radical al trasladarse a una casa frente a Argenteuil, a orillas del Sena, donde comienza su afición por los veleros y las regatas.
Las obras de este período se caracterizan por una moderación en las perspectivas, menos forzadas que en la mayoría de pinturas urbanas de París, aunque continúa con las composiciones inusuales, ya sea por extraños puntos de vista o por estar en apariencia arbitrariamente cortadas. Las bellas imágenes de veleros que pinta Caillebotte tienen una clara influencia en las que Monet representara unos años antes.

Material extraído en parte de theartwolf.com (online art magazine) y de Wikipedia, la enciclopedia libre

Breves reflexiones

Reflexiones simples sobre el Yoga


Quienes llevamos cierto tiempo adentrándonos en la práctica del yoga, desde sus infinitas aristas y posibilidades, sabemos que el yoga no es para todos.  Y no porque no sea un conocimiento universal, milenario y que se ha ido amoldando a las circunstancias históricas de los seres, sino porque no es fácilmente asequible, porque su perfume sólo es captado por quienes  tienen un "olfato" afinado.  Quisieramos, seguramente, que el espíritu del yoga, que no es sin ir más lejos que la "integración" en su expresión máxima, reinara en cada acción humana, desde  el corazón y la mente; pero sabemos que nuestra humanidad está muy lejos de ésto. 
 
   Pero no estaría demás, ir empezando por poner más atención en el quehacer de nuestras vidas, acrecentando nuestra capacidad de sentir, disfrutar y agradecer.   El Yoga se corporiza en la actitud de estar conciente.  Es simple a la vista, y complejo en su práctica cotidiana.  Podemos intentarlo, y por ejemplo, ante cada situación que nos desencaja de nuestro centro,  en la que nuestra mente dispara un sinnúmero de emociones desenfrenadas que sabemos a corto plazo nos traerán "problemas", simplemente nos detenemos a observar lo que está sucediendo, como alguien que desde afuera ve con neutralidad una situación dada, y además nos volvemos concientes de nuestra respiración, alargándola un poco.  No cuesta tanto probarlo una y otra vez.  Nuestra propia vida es el mejor laboratorio.



Silvana






Fragmentos (de D.H.Lawrence)





D.H.Lawrence, además pintó

¿Qué es el romance? Normalmente un pequeño cuento en el cual todo permanece como te gusta.  La lluvia nunca moja en tu chaqueta, los mosquitos nunca pican en tu nariz, y parece que siempre es primavera" D.H.Lawrence

El 15 de junio de 1929, cerca de veinte óleos y acuarelas fueron exhibidas por primera y única vez en la Warren Gallery, en el Mayfair de Londres.  Trece de ellas fueron censuradas.
La muestra causó estupor entre los visitantes, no sólo por la temática de las obras, sino porque estaban influidos por la fama que había adquirido Lawrence como escritor de novelas eróticas.


Esta exhibición,  incluyó" Una historia de Bocaccio", "Primavera y Pelea con una Amazonas", la cual, según publicara el Daily Express  «presenta a un hombre horrible y barbudo sosteniendo a una mujer rubia en una postura lasciva mientras los lobos babean expectantes, lo que es francamente indecente.


La censura marcó la mayor parte de la producción artística de Lawrence. Según la crítica posterior, y en concreto, la manifestada en el periódico británico The Guardian, se considera que la represión a comienzos del siglo XX tenía reminiscencias del periodo isabelino, es decir, el que marcó en buena parte la vida y obra del dramaturgo William Shakespeare, entre otros autores contemporáneos de igual renombre. Sabido es que una de sus obras más conocidas, "El amante de Lady Chatterley", fue censurada y retirada del mercado en el periodo de entreguerras. No es extraño, pues, que sus trabajos fueran muy influyentes durante los años 1960, cuando diversos sindicatos y grupos revolucionarios velaban por una contracultura en desacuerdo con la escasez en la libertad de prensa en esos días.


Como pintor, Lawrence no se destacó demasiado, no sólo por la relativa sencillez  de sus obras, sino también porque el repertorio no fue tan amplio, quizás a causa de la censura que en esos días recibían sus pensamientos. Las formas inacabadas, la falta de límites precisos, las figuras amorfas, el mal manejo de los colores, aunque con un estilo enérgico,   el paisaje hedonista que describía el autor, le valieron numerosos críticos y enemigos. El sexo cobra nuevamente intensidad en el plano plástico, pero esta vez es llevado a un extremo natural, con reminiscencias bíblicas, pero lleno de imágenes paganas y "obscenas", por lo que la censura de la Iglesia y del Estado fue inminente en su tiempo.Sus temas fueron también mitológicos, cómicos o de la vida moderna.   Lawrence nunca se consideró a sí mismo como un artista de talento, algo de lo que deja constancia en su ensayo "Introduction to These Paintings", publicado en 1929, y se dedicó a la pintura en el final de su vida.

 Dice Richard Adligton en el prólogo de su libro "Apocalipsis" : Como todo genio, Lawrence ha tenido que padecer a causa de aquellos a quien les gusta crear, pero son incapaces.  La envidia inconsciente de esta clase se dirsfraza de "norma crítica", y el objeto de sus aaques siempre es el artista esencialmente creativo y original.

"Nosotros y el cosmos somos uno. El cosmos es un inmenso cuerpo viviente del cual nosotros somos la ínfima parte. El sol es un gran corazón cuyos temblores recorren nuestras más minúsculas venas. La luna es un resplandeciente centro nervioso que nos hace estremecer por siempre. 


Pero:


"Hemos perdido el cosmos, el sol ya jamás nos dará fuerza ni tampoco la luna"
                            
                                 fragmento de Apocalipsis de D.H.Lawrrence

Ensayos

en lenta preparación

Un texto del poeta Miguel de la Cruz


Desde las primeras horas
llama, golpea, desde los
primeros cruces de luz fría
crece, retoma un viejo horror,
el de la noche, niños que duermen
de pronto empalidecen, negra y
embadurnadora y llena de palpitaciones
llena de pronto la canción bajo
la ducha, el vapor fragante, el agua
que chirlea en el orificio del
resumidero. Silencio, el silencio
de los velorios, el murmullo que
se desliza, bajo, el moscardón que
irrumpe de la mantilla de una comadre
llorona. He callado mi canción, me
enfrío, me seco. El día no ha empezado,
el primer sorbo de hierba o humo
no ha sido probado
y la muerte, como mujer lejana,
interroga. Por qué no se despiden
de sus casas, buenos vecinos, pueden
encontrarme al salir a la calle y una
vez que los ojos se vuelven hacia adentro
no miran otra inmensidad que la noche.
Y la última diosa que nos queda
se oculta

Miguel de la Cruz
http://delacruzmiguel.blogspot.com/

Fotografía: Raúl Genovesio 2009


Uru:

Mi amor quiere ser tocado por el tuyo ahora mismo. 
Ser uno entre los dos, una compañía sin nudos,
la fuerza que no forcejea con nada ni con nadie,
nos dos,
seres de inocencia viajando por una ruta llena de extensión,
de día y de noche.

Jaro

22de febrero de 2010

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